Dejamos la huella entre pictografías de sanavirones y comechingones en uno de los yacimientos arqueológicos más importante de Argentina, pinturas donde los antiguos habitantes de la región plasmaron escenas de caza, guerra y danza. Tomamos el sendero para bordea el río hasta llegar a la Casa Museo Atahualpa Yupanqui, un santuario para quienes amamos el folklore. La vida de Don Ata dejó un riquísimo anecdotario, algo así como una reserva mitológica en Cerro Colorado.
A sólo cuatro kilómetros del pueblo, nos recibe en puesto nuevo un casco de estancia del año 1840, naturaleza, tranquilidad y senderos para recorrer a caballo mientras el sol se esconde dando lugar al crepitar del fogón, dejando alerta a nuestro paladar, carnes asadas, empanadas, la entrada regada de productos regionales, acompaña las copas levantadas el deseo de salud, la música en vivo y la danza.